El lugar, con un bombardeo israelí de fondo mientras hablaba, formaba parte del mensaje. Aunque podría haberlo dicho en Bruselas, el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, optó por hacerlo en el desolado arco de entrada a Rafah, el paso fronterizo entre Egipto y Gaza. Allí denunció las «violaciones masivas de derechos humanos» cometidas por Israel, a solo medio kilómetro de distancia. Borrell expresó su sorpresa e indignación por las restricciones israelíes a la entrada de ayuda humanitaria en Gaza, donde los camiones con suministros están retenidos, esperando meses para ingresar. La situación es tan grave que los conductores ahora tardan hasta tres meses en cruzar, según Lofty S. Geith, responsable de operaciones de la Media Luna Roja Egipcia.
Borrell decidió no enfocarse en los muertos de los ataques aéreos que se escuchaban durante su visita, ni en la demanda de Netanyahu de mantener el control del Corredor Filadelfia después de la guerra. También evitó hablar de las negociaciones de un alto el fuego mediadas por Egipto, las cuales describió como «muy sombrías». La mayoría de la visita se centró en los obstáculos para el ingreso de ayuda humanitaria a Gaza y en la crisis humanitaria que enfrenta la región.
Borrell destacó que la crisis en Gaza es creada por el hombre, no por desastres naturales. Mientras recorría la zona, observó cajas de suministros almacenadas durante meses, incluyendo equipos médicos y de purificación de agua, retenidos por las autoridades israelíes. La situación es tan grave que ha provocado el primer caso de polio en Gaza en 25 años, lo que ha impulsado una campaña de vacunación. Borrell enfatizó la importancia de no solo considerar el porcentaje de suministros rechazados, sino también su impacto en las operaciones humanitarias.
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Borrell, al recordar el aniversario del ataque de Hamás que desencadenó la invasión de Gaza, condenó el evento y señaló que lo que está ocurriendo en Gaza actualmente constituye una violación masiva de los derechos humanos. Criticó a Netanyahu por retrasar las negociaciones de alto el fuego y lamentó que después de 11 meses, aún no haya una solución a la vista.
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