Audi, que forma parte del grupo Volkswagen, es una de las marcas de automóviles más importantes de Europa. Sin embargo, recientemente se ha anunciado el posible cierre de la planta de Bruselas debido a la baja demanda del nuevo modelo Q8 e-tron. Esta noticia ha llevado a los trabajadores de la fábrica a tomar medidas de protesta, incluyendo el robo de las llaves de 200 vehículos para exigir explicaciones sobre el futuro de la planta.
A pesar de la presión de los trabajadores, desde Audi se ha declarado que no cederán a este tipo de chantajes y han amenazado con tomar acciones legales si las llaves no son devueltas. La situación ha llevado a la convocatoria de una huelga y a la celebración de una jornada de protesta programada para el 16 de septiembre.
El director general de Volkswagen, Oliver Blume, ha señalado que la situación económica de la empresa es preocupante, debido a la menor demanda de vehículos y la presencia de nuevos competidores asiáticos en el mercado. A pesar de esto, ha confirmado el compromiso de Volkswagen con Alemania como sede principal de la empresa.
Ante la crisis, Volkswagen ha anunciado planes de reducción de costes que podrían incluir cierres de fábricas en Alemania y despidos de trabajadores. Esta situación ha generado tensiones con los sindicatos, especialmente con IG Metall, la principal unión de trabajadores en Alemania.
El gobierno alemán ha confirmado que no intervendrá en las negociaciones y considera que la crisis debe resolverse internamente en la empresa. Sin embargo, se han aprobado incentivos a la compra de vehículos eléctricos para apoyar a la industria automovilística alemana.
La crisis en Volkswagen se considera vital para la estabilidad de la cadena de suministros automovilísticos europeos, en medio de la competencia con marcas chinas y guerras comerciales. Ante esta situación, Volkswagen ha anunciado un endurecimiento de su programa de austeridad y no descarta cierres de plantas ni despidos forzosos.