Actualizado Sábado, 7 septiembre 2024 – 20:14
«He perdido a mi prima Carmel y ya no la podemos salvar, pero sí al resto de los secuestrados. Por eso estoy aquí, para exigir a mi Gobierno que acepte un acuerdo antes de que sea demasiado tarde», dice Gil Dickmann a zamaprime en Tel Aviv mezclando tres sensaciones: profunda tristeza por el asesinato de su prima Carmel Gat a manos de Hamas hace poco más de una semana en el sur de la Franja de Gaza, rabia porque tras sobrevivir a 327 días de cautiverio y estar en la lista de los primeros rehenes a liberar no se salvó al no concretarse el acuerdo y esperanza de que ella y los otros cinco israelíes hallados sin vida sean los últimos que vuelvan en bolsas.
Sus sensaciones son compartidas por la multitud congregada este sábado de nuevo en Tel Aviv para solidarizarse con las familias de los secuestrados y pedir al primer ministro, Benjamin Netanyahu, un acuerdo de tregua que libere a las 101 personas aún en cautiverio. La masiva manifestación busca desatascar las negociaciones, a la espera sin optimismo de la nueva propuesta de Estados Unidos, en el undécimo mes de la ofensiva sin precedentes en la Franja de Gaza lanzada por Israel tras el ataque de Hamas.
El pasado 7 de octubre, Carmel Gat (40 años, terapeuta y residente en Tel Aviv), se encontraba de visita familiar en el kibutz Beeri en el sur del país. En el ataque yihadista, su madre, Kineret, fue asesinada con un tiro en la cabeza y su padre, Eshel, logró esconderse mientras su hermano Alon y su pequeña sobrina Geffen se escaparon de los terroristas. No así ella y su cuñada, Yarden Roman-Gat, que fueron secuestradas. Esta última volvió a casa a finales de noviembre gracias al único acuerdo alcanzado hasta la fecha.
De no haber sido interrumpido el alto el fuego, Carmel hubiera sido la siguiente en huir de la pesadilla. Varias secuestradas liberadas recuerdan hoy su papel fundamental para mantener su ánimo y cómo les enseñó a hacer yoga y meditación en cautiverio.
Su nombre figuraba en la lista humanitaria (mujeres, niños, ancianos, enfermos y heridos) de la primera fase de una propuesta que hoy parece enterrada como la propia Carmel, tras ser hallado su cadáver en un túnel en Rafah. Al igual que otros cinco rehenes, recibió disparos en la cabeza por parte de sus captores después de que sospecharan de la presencia militar en la zona y siguiendo las nuevas órdenes del brazo armado del grupo de Yehie Sinwar.
Su ejecución y la sensación de muchos de que Netanyahu no acepta el acuerdo por motivos políticos encendieron la mecha de las manifestaciones, elevando en número e ira las que se llevaban a cabo en los últimos meses paralelamente a los ataques en Gaza y a la negociación para el alto el fuego.
«Es todo un desastre. Hasta el último momento, tenía la convicción de que Carmel iba a volver, pero al final ha pagado el precio del abandono de Netanyahu, que dijo no al acuerdo. No permitiremos que les pase a los otros. Ahora es más importante centrarse en salvar la vida de los secuestrados que en la muerte del asesino de Carmel», añade Dickman, convertido desde hace meses en una de las voces más conocidas de la lucha de las familias de los rehenes alternando la denuncia del ataque de Hamas y la posición de Sinwar en la negociación y la dura crítica a Netanyahu.
«A Bibi [Netanyahu] no le interesa realmente el Corredor de Filadelfia sino seguir en el poder ya que hay quienes en el Gobierno amenazan con abandonarlo si acepta el acuerdo», denunciaba un manifestante en Tel Aviv con una pancarta que recuerda la importancia de la acción para salvar secuestrados en el judaísmo y para el futuro de Israel.
Pese a las últimas intervenciones públicas de Netanyahu sobre la necesidad de mantener el control del Corredor de Filadelfia para evitar el contrabando de armas y el rearme de Hamas, la mayoría de los israelíes aún priorizan la vuelta de los secuestrados. Según un sondeo difundido este viernes por Canal 12, el 60% señala que ahora un acuerdo para su liberación es más importante que permanecer en este eje fronterizo entre Egipto y Gaza.
Esta última opción es apoyada por el 28% de los israelíes. Un dato quizá más relevante para Netanyahu es que el 49% de los votantes del bloque de la coalición de Gobierno prefiere el Corredor Filadelfia. El resultado más inquietante para el líder conservador es que el 50% de los ciudadanos cree que su insistencia en dicha zona -rechazada por Hamas, que exige la retirada completa de la franja palestina- se basa en consideraciones políticas, mientras el 43% alude a la seguridad.
Las manifestaciones en Israel elevan la presión sobre el Gobierno y, como admiten algunos de los que volvieron del cautiverio, dan ánimos a los secuestrados que a veces ven y escuchan noticias en la Franja de Gaza. Por otro lado, llevan a Sinwar a endurecer su posición, ya de por sí maximalista y basada en la presión interna y externa a Israel, e ignorar el sufrimiento de la población gazat, tal y como publicó hace unos días el diario alemán Bild citando un documento hallado en el ordenador del líder de Hamas.