Luego de ocho años de sufrimiento y tras el desastre que significó la retirada de su líder en junio, el presidente en ejercicio Joe Biden, el Partido Demócrata finalmente logró ganar claramente un debate electoral a Donald Trump. Kamala Harris, la vicepresidenta, ejecutó una estrategia sólida y sobria, sorprendiendo a todos. La mayoría de los espectadores consideró que la vicepresidenta tuvo un mejor desempeño que el republicano, según una encuesta de CNN.
Los analistas habían estado especulando sobre el enfrentamiento durante semanas. Aunque no fue una noche épica, logró sorprender a la audiencia y mantuvo un buen ritmo. La estrategia de Harris fue presentar su faceta más moderada y centrista, apuntar al ego de Trump y dejar que su ira hiciera el resto. Evitó caer en provocaciones y se enfocó en destacar las debilidades de su rival.
Durante el debate, Harris logró sacar de quicio a Trump en varias ocasiones, obligando a los moderadores a intervenir y corregir sus afirmaciones. Trump, por su parte, defendió su presidencia como la mejor de la historia, pero no pudo detener las provocaciones de su oponente. El cara a cara dejó en evidencia dos visiones opuestas: la esperanza representada por Harris frente a la visión pesimista de Trump sobre el país.
Las intervenciones de los moderadores
En cada enfrentamiento, Harris logró poner en aprietos a Trump y sacar a relucir sus debilidades. A pesar de los intentos del ex presidente por desviar la atención con ataques personales y falsedades, la estrategia de Harris se mantuvo firme. Al final, la vicepresidenta destacó la necesidad de un nuevo liderazgo que represente el optimismo y el progreso hacia el futuro.