Frente a la Capilla Real y la Catedral se encuentra el Ayuntamiento de Granada. A la izquierda, se puede ver la Plaza Bib-Rambla, donde el arzobispo Cisneros quemó una gran cantidad de manuscritos musulmanes en 1502. En medio de este entorno histórico, en la calle Reyes Católicos, Luis Rubiales vive su nueva vida un año después de renunciar como presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). Tras un episodio controvertido en su mandato, ahora reside discretamente en Granada, preparándose para enfrentar batallas legales.
Rubiales se ha establecido en esta ciudad andaluza para enfrentar un juicio por un beso no consentido a Jennifer Hermoso, así como por presuntas irregularidades en contratos relacionados con la federación. Entre viajes a República Dominicana por negocios y escapadas al campo con su familia, ha encontrado en Granada un lugar tranquilo donde integrarse como un ciudadano más.
A pesar de su pasado en la RFEF, Rubiales es visto con simpatía en los establecimientos locales, donde se mezcla con los vecinos en una convivencia normal. Aunque evita asistir a los partidos del Granada FC, es un habitual en lugares emblemáticos como la pastelería López Mezquita o la heladería Los Italianos. Su cercanía y carisma le han ganado el aprecio de muchos granadinos, a pesar de sus problemas legales. Aún así, Rubiales se mantiene firme y sin cambiar su actitud amable en esta nueva etapa de su vida.
Granada es para Rubiales un refugio tranquilo donde se siente cómodo, cerca de su familia y de sus raíces. A pesar de los problemas judiciales que enfrenta, sigue adelante con su vida cotidiana, disfrutando de las pequeñas cosas que ofrece esta ciudad histórica. Su historia se entrelaza ahora con la de Granada, donde ha encontrado un nuevo hogar lejos del mundo del fútbol.
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