El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, cambió la postura de España con respecto a los aranceles a los coches eléctricos fabricados en China. Hasta ahora, España había apoyado estos aranceles, pero ayer pidi a la Unión Europea que reconsiderara su imposición, argumentando que las ayudas estatales chinas permiten vender los vehículos a precios más bajos. Esta solicitud se produjo durante la visita de Sánchez a China, donde también se han prometido importantes inversiones en España.
En medio de esta discusión, China está considerando tomar represalias contra la carne de cerdo, un sector importante para España. Este cambio de posición ha sorprendido al sector español del automóvil y ha llevado a España a alinearse con Alemania, que siempre ha creído que los aranceles dañarían más que beneficiarían a la industria. Empresas como Volkswagen, BMW y Mercedes, que dependen en gran medida del mercado chino, también ven con buenos ojos este cambio de postura por parte de España.
Alemania, contra los aranceles
Este cambio de posición también se enmarca en la competencia entre los países europeos con industria automotriz. En un juego geopolítico complejo, España busca atraer inversiones de empresas chinas, como el caso de SAIC y su posible planta en Europa. Mientras tanto, otros países europeos también tratan de posicionarse como destinos atractivos para estas inversiones.
Todos contentos
La solución propuesta podría satisfacer a ambas partes, permitiendo que los fabricantes chinos paguen aranceles adicionales pero manejables. A cambio, se mantienen los proyectos de las empresas chinas en Europa, lo que representa una importante ola de inversión extranjera en el sector automotriz. En un contexto más amplio, la transición hacia el vehículo eléctrico se ve inevitable, pero las políticas europeas han colocado a la industria europea en desventaja frente a competidores internacionales, especialmente los fabricantes chinos que han recibido más apoyo y estímulos para los vehículos eléctricos.
Volkswagen pide oxígeno
El panorama se complica aún más con la situación crítica de Volkswagen, que podría llevar al cierre de fábricas en Alemania. La marca alemana ha perdido su liderazgo en las ventas en China, donde el fabricante chino BYD ha ganado terreno. En este contexto, la Unión Europea deberá negociar los aranceles con los Estados miembros antes de finales de octubre, para encontrar un equilibrio en este complejo escenario.