Cristina Domènech, directora de La Setmana del Llibre en Català, tiene una ambición a largo plazo. Quiere que todos se hagan dueños de La Setmana, que se convierta en una nueva fecha cultural y festiva en el calendario de todos los territorios de habla catalana, al igual que Sant Jordi, y se organicen actividades en todas partes. Como faro que irradia la difusión del libro en catalán, el festival se ha convertido en un escaparate de las novedades de otoño, pero también sigue siendo el mejor expositor de fondos editoriales. Después de unos años acomodados en el Moll de la Fusta, la celebración de la Copa de l’Amèrica los ha enviado puntualmente al paseo Lluís Companys, donde se llevará a cabo del 20 al 29 de septiembre.

PREGUNTA. ¿Es su tercera Semana como directora, llega más tranquila?

RESPUESTA. Llego con más experiencia y, por lo tanto, con más seguridad, y también con la misma ilusión, o más. Pero también con un estado de alerta, porque hay un cambio de ubicación que nos obliga a hacer ciertas adaptaciones.

P. El traslado al Paseo Lluís Companys es el principal cambio, obligados por la celebración de la Copa de l’Amèrica. ¿Sienten que los han expulsado del Moll de la Fusta, donde estaban tan bien acomodados?

R. Nos ha obligado a hacer un cambio, a espabilarnos, pero lo único que queremos es que nuestro propósito, que es acercar el libro en catalán al público, no se vea perjudicado por este cambio de ubicación. Y lo que hemos hecho es darle la vuelta y verlo como una oportunidad para captar un público nuevo, porque nos movemos de espacio y de fechas, y coincidiremos con la Merced. Entonces, eso significa que tendremos un público que habitualmente no va al Moll de la Fusta. Lo hemos tomado como un desafío, el ser capaces de captar público nuevo.

P. ¿Pero es una mejor o peor ubicación para La Setmana?

R. Como directora de La Setmana, y pensando en el proyecto que tenemos planteado, es mejor el Moll de la Fusta, porque te permite darle dimensión de festival. Significa espacios de lectura, espacios de relax, una zona de bar, tres escenarios, además del espacio familiar.

P. ¿Entonces se han sacrificado zonas?

R. Se ha sacrificado un escenario y la zona de foodtrucks, solo habrá un bar, y el espacio familiar también es más pequeño. Tenemos menos metros. Pero estaremos en el centro de Barcelona y debemos aprovecharlo. No seamos burros, captamos este público que pasará, que tal vez no sabe qué es La Setmana, se lo encontrará.

P. ¿Fue una comunicación unilateral, viendo que no había alternativa?

R. No, lo hemos trabajado conjuntamente. El Ayuntamiento nos avisó desde el día cero de que esto pasaría, y han sido muy productivos en ayudarnos a encontrar un espacio. No puedo decir otra cosa. Desde el ICUB han estado a nuestro lado buscando un espacio y este es el mejor, porque es muy difícil encontrar espacios que tengan estas características.

P. ¿Pero queda la sensación de que siempre prevalece el deporte o los grandes eventos deportivos sobre la cultura?

R. No, no puedo decirlo… Es un tema de ciudad, ¿no? Si estoy de acuerdo con la Copa de l’Amèrica o no es un tema personal. Tengo mis creencias y formas de pensar, pero creo que no puedo entrar a valorar si esto sucede a menudo o no… Está claro que la cultura debe tener un papel relevante en todo el dinamismo de la ciudad, y La Setmana, para mí, es una pieza clave en todo el engranaje de Barcelona.

P. En un momento de disminución del uso social del catalán, ¿preocupa que esto afecte al libro, que por otro lado está pasando por un buen momento?

R. Es verdad, las cifras no engañan. En cuanto a edición se están llevando a cabo proyectos muy interesantes, a nivel de editoriales, colecciones, y luego, por otro lado, vemos que en la calle el uso social está retrocediendo. Eso es gravísimo. Creo que todavía tenemos que ver qué pasará con la generación joven. Veremos qué sucede cuando sean consumidores de libros para adultos. Ahora se están consumiendo, se están vendiendo muchos libros infantiles y juveniles, pero cuando este público crezca veremos qué pasa. En diez años las cosas pueden cambiar mucho. Me gustaría ser optimista, obviamente.

Cristina Domènech, directora de La Setmana, en el paseo Lluís Companys. massimiliano minocri

P. Participan editoriales, libreros, entidades… ¿Quién es el gran beneficiado?

R. El visitante. Porque es un evento casi único, porque el visitante verá los fondos de las editoriales, no en toda su extensión, pero sí gran parte. Un visitante puede ver todo lo que ha publicado Quaderns Crema, o cualquier otro. Estos fondos, estos catálogos, no están en las librerías. Son difíciles de encontrar. Y en cambio, allí puedes verlo todo, ya sea a través de una librería o de una editorial directamente. Y eso no sucede en Sant Jordi, que son novedades y novedades.

P. ¿Pero da la sensación de que cada vez se parece más a eso? Las editoriales lo aprovechan para presentar las novedades de otoño.

R. Para el visitante no pasa, pero para los medios hay una reactivación literaria de otoño, y La Setmana coincide con esa reactivación. Una cosa que es un éxito de La Setmana, de toda la gente que ha estado trabajando durante tantos años, es que las editoriales han ajustado su calendario de novedades. Y la prensa lo refleja. Pero si visitas La Setmana encuentras los catálogos y los fondos.

P. Los libreros se quejaron de que venden más las editoriales que ellos.

R. No, en La Setmana venden libreros que representan los sellos, por lo tanto, creo que es un beneficio mutuo para ambas partes. Al final, todo son libros en catalán, ¿no? Creo que, para las librerías, La Setmana también es su fiesta.

P. ¿Hay algo nuevo que se pueda encontrar este año?

R. Es una edición adaptada a las que hemos estado haciendo estos últimos tres años. Ofrecer una programación muy amplia que dé valor al libro en catalán, no solo a la literatura catalana o la literatura en catalán, eso es muy importante, estamos hablando también de libros de cocina, ciencia, economía… Ofrecer este abanico y dar visibilidad también a los itinerarios. Tienen lugar en toda Cataluña, y por primera vez también hay un itinerario en el País Valencià, con Estellés, organizado por la Institución de las Letras Catalanas. Como novedad, está el proyecto que hacemos con 3CAT, que es un videopodcast, que se encontrará en la plataforma durante La Setmana y más allá. Es un refuerzo de la presencia audiovisual de La Setmana en TV3.

P. ¿Cuál es el objetivo a medio plazo?

R. Que La Setmana no sea solo la reactivación literaria, sino que se celebre en todas partes. Que durante esos días, en diferentes municipios catalanes y equipamientos, se puedan celebrar actividades. Que esos días se conviertan en un escaparate del libro en catalán. Que todos se la hagan suya y se organicen cosas, al igual que con Sant Jordi.

P. ¿Y cómo lo están trabajando?

R. Por ejemplo, el proyecto del videopodcast ya es una forma de llegar a la gente. De hecho, es uno de los puntos del Plan Nacional de la Lectura. Se debe trabajar con entidades y agentes del territorio, mover a los libreros, las bibliotecas, las editoriales…

P. El programa es muy extenso, ¿cuáles son las actividades que no debemos perdernos?

R. Es muy difícil de decir, porque hay muchas cosas. Pero quizás se pueden destacar las entrevistas de Anna Guitart a Mireia Calafell, Carme Riera o Manuel Baixauli, y a Toni Sala con Adrià Pujol. Tampoco el acto de la Institución de las Letras Catalanas en torno a los conmemorados de este año: Guimerà, Monserdà, Papasseit y Estellés a partir de monólogos; el bloque de feminismo, con diversas presentaciones y una tarde dedicada al tema, el sábado 28. También es imprescindible asistir a la entrega de los dos premios: el Trayectoria a Pilarín Bayés y el Difusión a Marc Giró.