Enviado especial Shaghai (China)
Enviado especial Shaghai (China)
Actualizado Martes, 10 septiembre 2024 – 05:55
Amaneció un día gris en Shanghai, donde los rascacielos iban tomando forma ante un sol que no terminaba de abrirse paso. La humedad hace más intenso el calor. Los nubarrones amenazan por el horizonte, en forma de tormenta comercial, debido a las tensiones entre China y la Unión Europea por los aranceles impuestos a los vehículos eléctricos chinos y la respuesta del gigante asiático de abrir una investigación a la industria de la carne del cerdo, un sector clave para España. Pedro Sánchez, que está de visita oficial en China, abrió el paraguas para proteger nuestra relación comercial. El presidente del Gobierno presenta nuestro país como un destino «atractivo» y «seguro» para las inversiones chinas.
El viaje del jefe del Ejecutivo, además de afianzar la relación bilateral, tiene un objetivo claro: buscar reconducir el desequilibrio en la balanza comercial, que presenta un desfase del 90% a favor de China. Unos datos para poner cifras a ese desequilibrio: las importaciones españolas desde China sumaron, en el primer semestre de 2024, 20.746 millones de euros. Por contra, las exportaciones españolas a China sumaron, en el mismo periodo, 3.474 millones de euros, según datos de la Fundación Consejo España China. En 2023, China invirtió en España 131 millones de euros. Por su parte, España apenas invirtió en China 91 millones de euros.
En 2022, la posición inversora de China en España sumó 11.347 millones de euros. Por otro lado, la posición de España en China sumó 4.761 millones de euros.
«Tenemos que alcanzar un equilibrio en las relaciones comerciales», exponen desde el Gobierno. Para ello, en tres días de viaje, Sánchez interviene en tres foros empresariales. Uno de ellos en Shanghai, en la mañana de este martes, con presencia 200 empresas españolas y 400 chinas. «Como reza el proverbio chino de las nubes más negras, cae el agua más limpia», ha sintetizado el presidente del Gobierno, en una apelación a salvaguardar las relaciones comerciales, más allá de los tambores de «guerra comercial» que suenan en la distancia.
Exhibir músculo económico, presentando España como una de las economías que más crece, y poner en valor la competitividad e innovación de las empresas españolas son algunas de los argumentos que ha empleado. Ha ofrecido «un marco legal, sólido y transparente», además de un «ecosistema empresarial dinámico con un know how tecnológico de vanguardia en numerosos campos. Y junto a ello poseemos un capital humano muy cualificado, adaptable y con una creciente especialización».
Sánchez ha desgranado los sectores en los que España puede despertar interés para China, así como un campo de aterrizaje para las empresas españolas en el gigante asiático: los vehículos eléctricos, el hidrógeno verde, las infraestructuras sostenibles, la economía circular, la eficiencia energética, los servicios digitales, la agricultura sostenible, el turismo o las finanzas. «No dejemos pasar esta oportunidad que aquello que nos une domine. Sobre las posibles diferencias, sumemos esfuerzos para superar dificultades», ha expuesto en su intervención, pidiendo «respeto mutuo, objetivos compartidos y también con alianzas innovadoras».
Entre 2012 y 2022, las inversiones chinas en España se centraron, sobre todo, en energía, servicios a edificios y sector inmobiliario. Entre 2012 y 2022, las inversiones españolas en China fueron especialmente prominentes en productos farmacéuticos y servicios financieros, tal y como reflejan los datos de la Fundación Consejo España China.
Pero el mensaje del Gobierno de España no es sólo ofrecer a España como un destino «seguro», sino que también se ha aprovechado el foro económico celebrado en Shanghai para dejar un mensaje al ejecutivo chino. No lo ha hecho el presidente del Gobierno, sino la secretaria de Estado de Comercio, Amparo López Senovilla, quien ha pedido «facilitar el acceso de empresas españolas», para lo que demandado «eliminar barreras regulatorias y el levantamiento de restricciones» para crear las «condiciones de un mercado equivalente que permita una competencia constructiva, en igualdad de condiciones».
Hay otra pata que interesa especialmente a España. Y no es otra que la asociación comercial con China para favorecer su entrada en el mercado de América Latina, mientras que los asiáticos servirían como guía para desembarcar en África, como nave nodriza para el desembarco de empresas e inversiones españolas en este continente.
«No queremos que nuestra relación se quede solo en los intercambios bilaterales. Aspiramos a seguir extendiéndola en terceros mercados. Empresas españolas y chinas actúan ya como socios globales y suman sus capacidades», ha expuesto Sánchez. «Por ejemplo, en América Latina estoy convencido de que debemos impulsar nuestra cooperación en mercados con un enorme potencial como son el continente asiático y el continente africano».