Ral PiaEnviado especial Pekn
Actualizado Lunes, 9 septiembre 2024 – 12:31
La tensión entre China y Europa por los aranceles está marcando la visita de Pedro Sánchez al país asiático. La decisión del gigante de abrir una investigación a la industria porcina española como respuesta a la decisión de la UE de imponer tasas a los vehículos eléctricos chinos es uno de los principales temas que el presidente del Gobierno está tratando con las autoridades del país. En su reunión con Xi Jinping en la Residencia de Huéspedes de Estado Diaoyutai, Sánchez ha mostrado la disposición de España para «trabajar de manera constructiva» para «resolver las diferencias a través de la negociación».
La investigación del gobierno chino a la industria porcina causa preocupación al Ejecutivo y a la propia industria. Además de apostar por «tender puentes» y «soluciones consensuadas», en su reunión con el primer ministro chino Li Qiang -con el que se ha visto antes que con Xi Jinping-, Sánchez le ha trasladado su «sorpresa» por las investigaciones chinas, según explican fuentes del Gobierno. De esta manera, el presidente del Gobierno ha hecho suya la inquietud que existe en este sector en España.
El jefe del Ejecutivo ofrece su mano para «tender» esos puentes con Europa en un momento de máxima tensión. Así lo asume el propio Sánchez, que durante esta jornada no ha dudado en trasladar que una «guerra comercial no beneficiaría a nadie». «China juega un papel central, también Europa. España quiere trabajar de manera constructiva para que las relaciones entre ambas partes sean más cercanas, ricas y equilibradas», ha sido el mensaje que ha llevado Sánchez al máximo mandatario chino. Este, por su parte, no ha hecho referencia a este conflicto comercial en las palabras que ha intercambiado con Sánchez al principio de su encuentro.
Mano tendida en un momento tenso, donde ya de por sí la situación geopoltica es más que inestable, con las guerras en Ucrania y Oriente Próximo, y que se agravaría de manera notable con un choque Europa-China. «Debemos trabajar juntos para resolver las diferencias a través de la negociación, con espíritu de diálogo y colaboración y dentro de los marcos multilaterales para encontrar soluciones que sean beneficiosas para todas las partes. Ese es precisamente el compromiso y deseo de España».
El pasado mes de junio, la Comisión Europea tomó la delicada decisión de imponer aranceles a los vehículos eléctricos chinos, al considerar que las importantes subvenciones que recibe de Pekín esta industria propiciaba una competencia desleal. Una decisión transitoria, que deber ratificar en otoño. España votó a favor, pero ahora en el Gobierno admiten que como hay una negociación, el voto puede cambiar. Desde China niegan que esas ayudas públicas distorsionen el mercado y defienden que se encuadran dentro de los límites normales.
La respuesta, apenas unos días después por parte del Ministerio de Comercio de China fue abrir una investigación por competencia desleal contra las importaciones procedentes de la UE de carne de cerdo o casquería. Desde el Gobierno chino explican que las subvenciones que Pekín concede a su industria del vehículo eléctrico cumple con los estándares de la Organización Mundial del Comercio y que, por tanto, niegan que practique competencia desleal, como sí lo cree la Comisión Europea.
La decisión del gobierno chino de abrir una investigación genera zozobra en el Gobierno y en la industria porcina, pues nuestro país es el principal exportador de cerdo a China, tanto a nivel comunitario como mundial. Según los datos de la Organización Interprofesional Agroalimentaria del Porcino de Capa Blanca, España es el principal exportador de carne y de productos elaborados de porcino a China, con un total de 560.488 toneladas por un valor de 1.223 millones en 2023. Cifras que representan el 20,33% del volumen de las exportaciones de porcino de España y el 13,7% del valor, así como el 20,95% de las importaciones totales de porcino a China. Otro dato que trasladan desde el sector ejemplifica bien todo esto: de cada cerdo, 15 kilos terminan en China. El jamón y los embutidos están excluidos de la investigación y las posibles represalias chinas, que afectan a partes como la cabeza o las manitas de cerdo.
Durante toda su gira, Sánchez está ejerciendo el rol de mano tendida. Es el mensaje que quiere llevar: negociación, diálogo para evitar lo que él mismo ha definido como «guerra comercial». Con el ánimo de intentar rebajar tensiones, al tiempo que salvaguardar los intereses empresariales españoles -las inversiones o exportaciones de las compañías-, Sánchez se ha mostrado partidario de que el conflicto transite por una «solución negociada y acordada en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC) -algo que precisamente defiende China-. Una solución que ayude a crear una mayor igualdad de condiciones y fomente el desarrollo de la industria europea en colaboración con las empresas chinas del sector».
El otro mensaje que ha querido lanzar Sánchez tanto en sus citas con empresarios como con las autoridades es el propósito de «fomentar una relación equilibrada, basada en el respeto y la reciprocidad. Una relación que beneficie a ambas naciones». Una visión que, al menos desde la teoría, comparte China. Liu Guozhong, viceprimer ministro del Consejo de Estado de China, ha apostado por un «entorno equitativo justo», con el propósito por parte del ejecutivo asiático de «promover la relación China-España».
Sabedor de la importancia de una relación comercial fructífera con China -España es el quinto socio de China dentro de la UE, mientras que China es el primer socio comercial de España fuera de la UE-, La Moncloa tiene la voluntad de que se pueda aumentar la presencia de empresas españolas en China, del mismo modo que se pretenden atraer inversiones chinas «de calidad» a España. El Gobierno tiene detectados sectores como el de las baterías, el automóvil, la energía, el hidrógeno verde…
Durante su reunión con Sánchez, Xi Jinping ha trasladado una invitación formal para que los Reyes visiten China el próximo año.