La Unión Europea tiene la ambición de devolver inmigrantes en situación irregular, pero se enfrenta a la realidad de sus propios datos. Un informe restringido de la Comisión Europea analizado por Statewatch muestra que la cooperación de 34 países en materia de expulsiones es insuficiente. Destaca la baja aceptación de expulsiones por parte de países como Marruecos, Malí, Guinea, Costa de Marfil, Bangladés y Argelia.
El informe revela que solo el 23% de los inmigrantes con orden de abandonar la zona Schengen fueron retornados el año pasado, y casi la mitad lo hicieron voluntariamente. La insatisfacción de la UE con la mayoría de los países analizados podría llevar a restricciones en las solicitudes de visados Schengen.
Los retornos están en manos de los países de origen, lo que afecta la autonomía de la política migratoria de la UE. Marruecos es evaluado de forma dispar por sus socios, con una cooperación variable para identificar a sus nacionales pendientes de expulsión. España y Argelia también presentan desafíos en este sentido, con expulsiones suspendidas en el caso de Argelia.
En el futuro, la UE contempla detenciones y procedimientos acelerados de expulsión para algunos migrantes. Sin embargo, la reducción de plazos para la identificación y emisión de documentos de viaje sigue siendo un desafío.
Cooperación de Rabat
Marruecos ha tenido un bajo porcentaje de expulsiones efectivas a pesar de ser un socio clave. La cooperación con Marruecos ha sido calificada como pobre en algunos casos. España y Argelia también enfrentan desafíos en cuanto a las expulsiones de inmigrantes irregulares.
La UE busca mejorar la cooperación con países como Marruecos y Senegal para agilizar los retornos de inmigrantes. La política de retorno de la UE plantea retos tanto para los países de origen como para los de destino, y las restricciones en visas son una medida de presión que se está considerando.