Hoy tengo el placer de compartirte un post invitado de Leticia Ferrer, una española que lleva varios años viviendo en Dinamarca y que sabe lo que significa la aventura de mudarse a otro país y trabajar en el extranjero con todas sus ventajas y también sus inconvenientes.

Después de un gran esfuerzo por sacar una carrera de éxito viene lo más difícil: encontrar un trabajo a la altura de tu preparación.

Es una lástima que encontrar dicho trabajo cerca de los tuyos sea un reto (y en ocasiones imposible). Es entonces cuando te ves obligado a buscar más allá de nuestras fronteras.

Y aquí es donde empieza la aventura. Metes en una maleta lo que crees que necesitarás en tu nueva etapa y sin más, coges el siguiente vuelo y dejas atrás tu zona de confort para enfrentarte a lo que está por venir, una montaña rusa.

Pero si no le temes a nada, sigue leyendo y toma nota de estos 5 consejos para sobrevivir en el extranjero.

Trabajar en el extranjero: 5 tips de supervivencia

1. Prepara una maleta útil

A pesar de que es casi imposible meter en una maleta todo lo que necesitarás en tu nueva aventura, intenta poner lo más necesario.

Una buena idea es tener una libreta donde empezar a anotar todo lo que se te va ocurriendo un mes antes de partir. Un viaje tan importante lleva tiempo planearlo; a partir de ahora lo que metas en tu maleta será tu pedacito de hogar.

Así que tu equipaje ha de estar programado con suficiente antelación por si necesitases comprar algo en el último momento o pedir prestado algo a un amigo.

Lo más importante es tu documentación. Asegúrate de que no caducará pronto y no olvides tu documento de identidad, pasaporte, tarjeta de sanidad y carnet de conducir (en caso de que lo tengas).

Otros papeles que te pueden resultar de gran utilidad son todos los certificados de estudios y cursos que tengas. Así podrás certificar tu preparación en otros países.

Un pequeño consejo es que lleves un neceser con la medicación básica que puedas necesitar. Los países extranjeros pueden tener la medicación mucho más cara y además puede ser algo complicado encontrar lo que estás acostumbrado a tomar en caso de caer enfermo.

2. Empieza a construir tu red de contactos

Cuando te mudas a un país extranjero, la soledad es un problema, pero tiene fácil y rápida solución. Puedes empezar a construir tu red de amigos por Internet desde tu casa antes de salir de viaje. Para ello, sería bueno que aprendieras el idioma del país al que has decidido irte.

En Facebook encontrarás grupos de gente que habla español y vive en la ciudad a la que te dispones a ir. Lo bueno de estos grupos es que están llenos de gente que en su día pasaron por tu misma situación y, por lo tanto, están dispuestos a ayudarte con su experiencia.

También verás en ellos la posibilidad de crear nuevas amistades asistiendo a los eventos que comparten en dichos grupos.

Pero aunque hacer amigos compatriotas es lo más fácil, también es importante conocer a gente local, que podrán ayudarte en más cosas e introducirte en la cultura y costumbres del lugar.

La mejor forma de conocer a locales es apuntándote a clases de baile, gimnasios o cursos de cualquier tipo.

3. Arregla los papeles burocráticos cuanto antes

Tener tu permiso de residencia y trabajo cuanto antes te facilitará mucho las cosas. Para hacer este trámite, pregunta en los grupos de Facebook el procedimiento que tus paisanos siguieron y así ahorrarás tiempo y viajes a la oficina de extranjería.

Una vez lo obtengas, podrás abrirte una cuenta en el banco o contratar un servicio de telefonía móvil con Internet en todas partes.

Esto último te integrará mucho más en el país ya que además de mantenerte en contacto con tu familia a cualquier hora, te permitirá utilizar las principales aplicaciones necesarias para sobrevivir a una ciudad nueva.

4.  Descarga aplicaciones útiles de la ciudad

La tecnología te acompaña allá donde vas. Tener a mano las aplicaciones más útiles para desenvolverte en la nueva ciudad hará tu día a día mucho más fácil.

Es muy probable que haya una app donde poder comprar y llevar los tickets de metro, autobús o tranvía.

También habrá otra app con el mapa y los horarios de toda la red de transporte público, que te hará sentir que tienes la ciudad en tus manos y nunca podrás perderte. Registra la dirección de tu casa y siempre podrás volver desde cualquier punto de la ciudad.

Por último, puede resultarte muy útil descargarte la app de tu nuevo banco; así podrás hacer las transferencias del alquiler sin tener que ir al banco, y aún mejor, podrás llevar un seguimiento de tus gastos y mantenerte a raya.

5.  Tener buenos ingresos

Vivir en un nuevo país suele disparar los gastos. Si vas a viajar sin tener un contrato de trabajo previamente acordado, lo mejor será que empieces a buscar trabajo cuanto antes y así empezar a ganar dinero. ¡Los ahorros vuelan!

Tener una cantidad de dinero decente al mes hará tu estancia más fácil y amena, ya que te permitirá visitar teatros, museos y buenos restaurantes de la ciudad.

Si encuentras dificultad al principio para encontrar un trabajo, deberías buscar alguna forma rápida y sencilla de tener ingresos.

Trabajar desde casa puede ser una buena opción.

Algunas ideas son escribir un blog, contestar encuestas online o vender manualidades por eBay o grupos de Facebook. Lo bueno es que podrás dedicarle las horas que quieras y rentabilizar al máximo el tiempo que pases en casa.

Abandonar tu zona de confort puede resultar difícil y en ocasiones triste, pero no te dejes llevar por los sentimientos negativos.

Empezar una nueva vida en el extranjero es una experiencia increíble que recordarás el resto de tu vida ya que vendrá cargada de nuevas aventuras, aprendizajes y te hará crecer a nivel personal.

Si eres una persona atrevida con ganas de comerte el mundo, elige un destino y no pares hasta verte sentado o sentada en una de sus mejores cafeterías.

Te recomiendo esta infografía si tienes claro que tu destino es Australia. ¡No tiene desperdicio!

Soy Leticia Ferrer, una española que se mudó a Copenhague hace tres años para tener una mejor oportunidad laboral. A día de hoy, con 28 años, soy redactora en una conocida agencia danesa y por fin hago lo que más me gusta: escribir.